Arena contra el viento. Nopoemas
poesía: 2003

Con el fin de preparar el capítulo correspondiente a la poesía dentro del proyecto sobre la creación literaria Álbum de alquimias, escribí a la vez un intento de poesía para enfrentarme yo mismo de ese modo a algunos de los problemas o tropiezos o callejones sin salida a los que se enfrentan los poetas; así podría conocerlos mejor, más de cerca. Conseguí sólo una aproximación, según creo, tal vez incluso algo así como una reproducción en laboratorio de las condiciones en que viven y escriben los poetas, y creo que sólo puede servir como eso, como una reproducción y no como lo real.

De todas formas, con ello obtuve un aprendizaje útil para el capítulo y, además, gracias a este intento recuperé de alguna manera el campo de la poesía, que había abandonado por temor hace mucho tiempo. No pretendo decir que escribo poesía, sino que al intentarla he reencontrado una forma de expresión liberadora para verter los arrebatos de imágenes y juegos de palabras que, hasta ahora y desde hace mucho, se entremezclaban en mis textos narrativos, desvirtuándolos o trabándolos muchas veces, en un acto de entorpecimiento mutuo. De este intento nacieron Arena contra el viento y sus nopoemas.

Arena contra el viento quiere constituir una serie de fotografías distorsionadas de una ciudad: sus habitantes, los lugares, los sótanos y las pesadillas, también las ilusiones y la esperanza. Comprende Pensamientos, Descripciones, Miradas, Recuerdos, Oscuros y Autopías. Uno de los nopoemas («Oscuro 5. Llamas malsanas») fue leído en «Rincón literario», programa de Radio Nacional de España, el 31 de enero de 2004. Un honor para mí.

Aquí se muestran algunos de estos que he llamado nopoemas, de los más breves.

 

Pensamiento 1. Madera verde

Somos como la madera verde.
Somos la madera verde.
Somos madera verde.
Pero nos han cortado
de la rama hace poco
y ya comienzan
los crujidos, la carcoma
y la astilla, el polvo serrín
de mandíbula de termita
y la grieta y el agujero ovoide
del nudo caído.

 

Pensamiento 20. Tendones y la fuerza

Los dedos
en el teclado vertical
de un acordeón
de fuelle
herido a picotazos
abren y cierran
escalas;
mientras persigan
los nervios
de la madera
en las tablas,
en la tarima,
alguien bailará
el marfil
y el nácar,
la lengüeta
metálica...
Aire vibratorio,
estirado y encogido
a través de virutas
de voz viva,
cinco, seis, siete
y ocho pasos:
alguien baila,
talón y tacón
erguidos.

 

Pensamiento 21. Allá

Una oreja es una boca,
y el aliento abraza los dientes
hasta encontrarse
en todo tiempo de conchas
y el mar.

 

Descripción 6. Burbuja de silencio

Una sombra de cemento,
planos inclinados
sobre el olor de la sombra
y el sol en recuadros.
Es allí a trasmano
de los cuchillos
de tiempo
y los besos de Judas
donde el remolino
se permite sestear
de tres a tres
de la tarde
y el polvo
se suspende
y reposa.

 

Descripción 24. Las sábanas frías

Es de noche, cerrada,
la tienda de muebles
está cerrada y a oscuras.
Dos farolas revelan
en el escaparate
repisas, sillones
y sofás tapizados
de flores y espigas,
mesitas de té
y perchas de jirafa.
Entrando en el vaho
del cristal
el ojo ve al fondo
del local tres
camas, camas de tienda
de muebles
en las que nadie duerme
bajo las colchas.

 

Mirada 35. Karaoke humeante

Un cantante de viejas canciones
en play-back
se arrodilla
y agacha la cabeza.
Movía los labios
sin emitir sonido audible
y le aplaudieron.
Ahora su gemido
agita el enrejado
que lo abraza
desde antiguo,
pero no hay público
que aplauda el prodigio.

 

Recuerdo 10. El cine

El patio de butacas
a oscuras, la gran película
esperada comienza, no miro
la pantalla y sonrío
para ver los ojos
que brillan
a un lado y otro.

 

Oscuro 11. Queso

Ascender, trepar en torre
humana, pies sobre
hombros, narices y coronillas.
Ascender, a codazos
en las costillas y romperlas,
sangrar los cuellos
como sanguijuelas
sin mente, a la orden
perentoria
que lo impregna todo.
Ascender para continuar
el ascenso
y no llegar jamás
al aire libre,
ascender a ciegas
y sin mente.

 

Autopía 2. Efímero

He sido el destello apagado
en el ojo izquierdo
de un niño que llora.

 

Autopía 8. En lluvia

Llueve y una pared gris.
Agua en fibras,
la tarde
me evoca otras,
me anticipa otras,
me acoge en sí misma.
Soy pensamiento
de agua
y me precipito
pared gris abajo,
a confundirme
en más agua
cuando alcance la acera
tras la espera de innumerables segundos.

 

Autopía 14. Escalofríos a los pasos

Cada paso hueco que alargo en el largo pasillo
a través de temperaturas que se suceden
me acerca y me aleja de recuerdos,
me sume en memoria y sensaciones
del yo que fui otro y del otro yo que soy
y del otro que seré yo un latido adelante,
un latido ahora y hace un latido,
tantos, tantos, el mismo y tantos
y el otro, siempre el otro
y siempre nadie.

 

Autopía 25. Sueño líquido

Se acerca en aleteo sinuoso
un tiburón lívido,
verrugoso,
dientes finos muy agudos,
la cabeza enorme
y más enorme
y ojos blanquecinos ciegos,
en agua sucia, turbia
y de burbujas,
la luz desde arriba.
Yo era un pez
sin especie,
quizá sangrante,
y me comió
un tiburón
de frente,
y no me moví,
no temblé más.

 

[© Jorge Mangas Peña, 2003. N.º de R.P.I.:M-003372/2003]

 

© jorge mangas peña, 2003-2011

 

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