Barra distintiva de Barz Balibouzik, la página de Jorge Mangas Peña

[horror vacui (56)]

Cartel del cortometraje «Horror vacui (56)», escrito y dirigido por JorgeMP Material de rodaje del cortometraje «Horror vacui (56)», escrito y dirigido por JorgeMP Fotograma del cortometraje «Horror vacui (56)», escrito y dirigido por JorgeMP Fotograma del cortometraje «Horror vacui (56)», escrito y dirigido por JorgeMP Fotograma del cortometraje «Horror vacui (56)», escrito y dirigido por JorgeMP Fotograma del cortometraje «Horror vacui (56)», escrito y dirigido por JorgeMP

el cortometraje

Los siguientes apartados detallan la aventura de Horror vacui (56):

 

 

Desde siempre tuve deseos de acercarme al cine aunque fuera fugazmente, porque a menudo no me conformo con leer libros, contemplar películas o pintura, quiero probar si yo también... Hace años preparé un proyecto de guión (la adaptación de una de mis novelas inéditas) que no funcionó por problemas con la productora; tiempo después presenté el proyecto de otro guión a un publicitado concurso televisivo, sin éxito: ésas fueron mis tentativas previas.

Varias circunstancias retrasaron mi nuevo intento. Primera: soy en exceso individualista, me cuesta trabajar en grupo, y eso, que puede ser una ventaja para un escritor, se convierte en un obstáculo para alguien que pretende llevar a imágenes en movimiento lo que escribe, porque casi cualquier película necesita la colaboración de múltiples ojos y manos y rostros. Circunstancia segunda: los medios para grabar películas, aun caseras, han sido bastante caros hasta hace poco. Tercera circunstancia: siempre me han robado tiempo el trabajo que me da de comer y mis otros proyectos personales (escritura, el Álbum de alquimias...).

En otoño de 2005, al acercarse el fin del Álbum de alquimias y además ver que esas tres circunstancias ya no eran obstáculos tan imponentes, me dije: «Ahora o nunca, antes de que me atrape cualquier otro proyecto y antes de que sea demasiado tarde para atreverme». Comencé a escribir entonces el guión de un cortometraje, me hice con una pequeña cámara de vídeo, empecé a informarme sobre cómo dirigir y llevar adelante un proyecto audiovisual, refresqué y reforcé viejos conocimientos sobre el montaje digital de vídeo que había aprendido en antiguos cursos y me dispuse a ir buscando actores.

El título del cortometraje es Horror vacui (56), el horror al vacío de Mateo, el protagonista, para representar la sensación de horror al vacío de muchas personas en este arranque del siglo xxi, época de incertidumbre y de referencias múltiples e insatisfactorias, con el 56 como homenaje a un viejo relato breve mío, «Página 56», y con la ayuda de las frecuentes y hasta cierto punto misteriosas casualidades numéricas del 56, buscadas conscientemente o halladas sin más, que fueron surgiendo mientras lo escribía. Sobre dirección, montaje e interpretación sabía (y sé) muy poco. No contaba con iluminación, ni sonido, ni maquillaje o vestuario. Disponía tan sólo de una pequeña videocámara con su trípode y un micrófono, mis ideas y textos, mis ganas y la colaboración de algunos amigos (cuyos nombres se reflejan en las fichas)...

A partir de diciembre de 2008 envié Horror vacui (56) a unos treinta festivales. Pero según avanzaba el calendario y se iban celebrando uno tras otro, se confirmaban mis peores temores una y otra vez: no pudo competir en ninguno, finalmente. Conocía mis limitaciones y nunca soñé con que el corto ganase ningún premio, aunque sí aspiraba a que al menos pudiera ser visto por el público de algunos de los certámenes; no ocurrió así. En mayo de 2009, y a pesar de que todavía faltaba que algunos festivales anunciaran las listas de películas participantes, ya di por seguro que la mía no iba a figurar tampoco en ellas.

Explicación: a cada uno de esos festivales acudieron otros 100, 200 e incluso 500 y más cortometrajes según los casos y la decisión para los jurados no debía de ser fácil, sólo cabían los mejores (interesantes e innovadoras propuestas profesionales o procedentes de escuelas de cine que además coincidían a grandes rasgos en unos y otros concursos, por algo sería) y no consideraron que Horror vacui (56) mereciese entrar en la competición. Otra hipótesis: lo descartaron sin atender a su historia ya de entrada y ante la evidencia de los pobres medios con que fue realizado en comparación con la mayoría de los demás.

En lo que respecta a la nula difusión que logró Horror vacui (56), lo lamento en especial por los actores y músicos que me ayudaron, hubiese preferido que el trabajo colectivo llegara a muchos espectadores. Me queda el consuelo de haber intentado cumplir un viejo sueño, de haber aprendido y disfrutado tres años; no, en ese sentido para mí el corto no significó un fracaso.

 

© jorge mangas peña, 2003-2011

 

Free Web Hosting